Aparte de ser un pueblo con una fuerte tradición vinícola, también es uno de los más cargados de historia de la Terra Alta. Batea tiene un núcleo antiguo con un magnífico trazo medieval, con porches y arcos donde todavía es posible imaginar la muralla que la rodeaba en tiempos pasados. Llama la atención la calle Major, con porches y arcos apuntalados del siglo XIV. En esta calle se encuentra el centro de interpretación Hospitals de Sang, que pertenece a los espacios de la Batalla del Ebro.

Cabe destacar la iglesia de Sant Miquel, interesante edificio barroco-neoclásico, construido en el siglo XVIII. Entre los restos de las murallas se pueden contemplar las puertas de entrada, como el Portal de l'Àngel, el de Cal Llarg y la Portada de Sant Roc, donde se encuentra la capilla de la Mare de Déu del Portal, de estilo baroco, construida en el siglo XVII. ¡Aprovecha la visita a Batea para conocer de primera mano sus bodegas!